Una se refiere a nuestro sistema de educación La otra a nuestro parlamento nacional.
Antes la educación que se daba en las escuelas, tal vez por ser el único lugar donde se enseñaba algo, impartía una enseñanza que de algún modo servía para la vida. Y la mejor prueba es que muchas d e nuestras personas mayores lo poco que saben y han podido aplicar en sus vidas es lo poco que entonces llegaron a estudiar. Apenas tres o cinco grados. Hoy comenzando con que muchos acaban sin saber ni leer ni escribir correctamente, recibieron mucho información d e muchas cosas, pero nada de eso les sirve ahora para nada. Esto me lo ha dicho un gran profesor al que admiro mucho. Y me lo ha confirmado la poca estima que el estudiantado tiene d e la enseñanza que está recibiendo.
La segunda aberración es aun peor. Tenemos un parlamento que , con pocas excepciones, propiamente representa solamente los intereses de unas 1.000 personas. Y esos son los intereses que ellos defienden. ¿Causas?. Esas 1.000 personas son las que pagaron a unos o a otros sus campañas. Con esa plata se inventaron todas las mentiras posibles bien camufladas por especialistas. Y con ellas nos engañaron y nosotros al votarlos les dimos el poder. Y ya en el poder, se olvidaron de nosotros, la Sociedad Civil, y se dedicaron a darle gusto a sus dueños. Y así lo repetirán en las próximas elecciones. |